CHUPANDO UN CARAMELO
Martin Wheeler era un prometedor programador pero para desgracia del mundo de la programación de difícil carácter. El fue el encargado de dar vida a este frenético juego para Virgin Games en 1984. Después de sus primeras obras para el Spectrum, War 70, un juego de estrategia, y Dr Franky and the Moster modesto pero correcto árcade bajo el sello Virgin. Con sus precoces 15 años volvieron a confiar en él para Sorcery, un proyecto más complejo y que ilusiono muchísimo a la compañía.
En Sorcery nos pondremos en la piel de un mago y su frenética lucha contra el Nigromante que esclaviza y somete a los habitantes de la tierra. Y como es habitual, toda responsabilidad de acabar con el yugo de la tiranía de semejante e inmundo ser recaera en nosotros. Tres son los poderosos brujos que pueden restablecer el caos que impera en estos momentos. Prisioneros en Stonehenge, y por si eso no era poco, sobre ellos una maldición que lentamente esta convirtiéndoles en piedra. A si que toca investigar la manera de rescatarlos, y sin pensarlo mucho, porque el tiempo corre en nuestro contra.
En resumidas cuentas tenemos ante nosotros uno de los juegos más sobrevalorados de nuestro Spectrum, con un comienzo prometedor que poco a poco según vamos introduciéndonos en su mecánica se va diluyendo y convirtiéndose en una lucha personal por llegar a la siguiente pantalla, olvidando lo que parecía haber sido una bonita historia y convirtiéndose en un juego ramplón con una dificultar endiablada. Olvídate de respirar..., de pensar para que sirve cada objeto, no tendremos ni un momento para tomar algo de aire.
Su corto mapeado, con 15 irrisorias pantallas, y sus sprites parpadeantes convierten esta genial idea en un vulgar juego, con preciosos gráficos y un buen uso del color, pero poco más. Si somos habilidosos y con mucha practica podemos acabárnoslo en menos de 3 minutos, convirtiéndole también a este Sorcery en uno de los juegos más cortos de finalizar del panorama spectrunero.
Martin Wheeler era un prometedor programador pero para desgracia del mundo de la programación de difícil carácter. El fue el encargado de dar vida a este frenético juego para Virgin Games en 1984. Después de sus primeras obras para el Spectrum, War 70, un juego de estrategia, y Dr Franky and the Moster modesto pero correcto árcade bajo el sello Virgin. Con sus precoces 15 años volvieron a confiar en él para Sorcery, un proyecto más complejo y que ilusiono muchísimo a la compañía.
En Sorcery nos pondremos en la piel de un mago y su frenética lucha contra el Nigromante que esclaviza y somete a los habitantes de la tierra. Y como es habitual, toda responsabilidad de acabar con el yugo de la tiranía de semejante e inmundo ser recaera en nosotros. Tres son los poderosos brujos que pueden restablecer el caos que impera en estos momentos. Prisioneros en Stonehenge, y por si eso no era poco, sobre ellos una maldición que lentamente esta convirtiéndoles en piedra. A si que toca investigar la manera de rescatarlos, y sin pensarlo mucho, porque el tiempo corre en nuestro contra.
En resumidas cuentas tenemos ante nosotros uno de los juegos más sobrevalorados de nuestro Spectrum, con un comienzo prometedor que poco a poco según vamos introduciéndonos en su mecánica se va diluyendo y convirtiéndose en una lucha personal por llegar a la siguiente pantalla, olvidando lo que parecía haber sido una bonita historia y convirtiéndose en un juego ramplón con una dificultar endiablada. Olvídate de respirar..., de pensar para que sirve cada objeto, no tendremos ni un momento para tomar algo de aire.
Su corto mapeado, con 15 irrisorias pantallas, y sus sprites parpadeantes convierten esta genial idea en un vulgar juego, con preciosos gráficos y un buen uso del color, pero poco más. Si somos habilidosos y con mucha practica podemos acabárnoslo en menos de 3 minutos, convirtiéndole también a este Sorcery en uno de los juegos más cortos de finalizar del panorama spectrunero.