EL FIN DE UNA ERA
El año 87 fue un año de dudas. Los primeros usuarios del Spectrum, los más veteranos, veían con pesimismo el futuro de los 8 bits después de una época dorada que jamás olvidarían. Una de las pruebas más evidentes de esa decadencia la dio nuestra compañía favorita, Ultimate. Malacostumbrados a sus obras, siempre de una calidad superior a la media y tratando de innovar, ese año acabó por hundirse para nosotros. Ya Pentagram, su anterior programa, no aportaba nada nuevo. Al contrario, habían vuelto a la primera versión del motor gráfico que tantas alegrías les había dado, intentando mejorar ligeramente los gráficos.
Lo que muchos no sabían en ese momento era que los hermanos Stamper, quienes habían vendido la compañía a US Gold hacía dos años, no participaron en ninguno de los dos últimos títulos: Bubbler y Martianoids. A pesar de que se intentaba aprovechar su sello para hacerlos superventas, la mano de los Stamper era fundamental, y el talento que derrochaban estos hermanos ya se había notado. US Gold no volvió a sacar ningún título nuevo bajo el nombre de Ultimate.
Con Martianoids, rápidamente llegó nuestra primera decepción. Siempre acostumbrados a unas pantallas de carga coloridas y muchas veces espectaculares, esta vez nos colaron unas letras con el título del programa y un dibujo austero de algo que parecía una rana. Nos quedamos contentos, pero la cosa no prometía. Aunque el menú de configuración era 100% Ultimate y la música era clásica, solo necesitábamos unos minutos para corroborar nuestras sospechas.
Markon, nuestro protagonista, viajaba por la galaxia en su nave, pero de repente fue atacado por unos alienígenas llamados Martianoids, y ahí empezaba nuestro calvario.
Teníamos que ayudar a nuestro simpático amigo cibernético que nos recordaba a su hermano mayor, Alien 8.
Nuestra misión pasaba de ser la de vigía de la nave a tener que reparar los transmisores destruidos en cada sector.
Para ello, teníamos un láser que, aparte de ayudarnos a acabar con los intrusos, nos ayudaría a avanzar quitando de en medio
paredes y conos de repuesto.
Un mini mapa nos ayudaría a saber por dónde nos movíamos, dividido en nueve sectores que nos mostrarían las zonas que estaban siendo atacadas en ese preciso momento. Nuestras vidas estaban representadas por una batería que se iría agotando según nos topábamos con los enemigos, y podíamos cargarla haciéndonos con las pilas repartidas por el mapa.
El juego, a diferencia de lo que nos tenían acostumbrados los Stamper, no era complicado, y si éramos un poco mañosos,
una partida se nos alargaría mucho, dándonos tregua para investigar y movernos a nuestras anchas por la nave.
Martianoids utilizaba un motor gráfico ligero, poco cargado y algo desfasado para el año de su creación, pero que dotaba a
nuestro protagonista de un movimiento bastante suave.
Aunque hemos sido críticos con Martianoids, en realidad es un programa muy bueno que habría sido todo un éxito si se hubiera publicado bajo la verdadera compañía creadora US Gold. Sin embargo, los fans de Ultimate se sintieron decepcionados y las altas expectativas que siempre se tenían de ellos contribuyeron a hundir aún más este buen programa. Desafortunadamente, Martianoids y Bubbler fueron los últimos juegos que Ultimate lanzó antes de cerrar, lo que convierte a estos juegos en una especie de legado para la compañía más mítica de los 8 bits.
El año 87 fue un año de dudas. Los primeros usuarios del Spectrum, los más veteranos, veían con pesimismo el futuro de los 8 bits después de una época dorada que jamás olvidarían. Una de las pruebas más evidentes de esa decadencia la dio nuestra compañía favorita, Ultimate. Malacostumbrados a sus obras, siempre de una calidad superior a la media y tratando de innovar, ese año acabó por hundirse para nosotros. Ya Pentagram, su anterior programa, no aportaba nada nuevo. Al contrario, habían vuelto a la primera versión del motor gráfico que tantas alegrías les había dado, intentando mejorar ligeramente los gráficos.
Lo que muchos no sabían en ese momento era que los hermanos Stamper, quienes habían vendido la compañía a US Gold hacía dos años, no participaron en ninguno de los dos últimos títulos: Bubbler y Martianoids. A pesar de que se intentaba aprovechar su sello para hacerlos superventas, la mano de los Stamper era fundamental, y el talento que derrochaban estos hermanos ya se había notado. US Gold no volvió a sacar ningún título nuevo bajo el nombre de Ultimate.
Con Martianoids, rápidamente llegó nuestra primera decepción. Siempre acostumbrados a unas pantallas de carga coloridas y muchas veces espectaculares, esta vez nos colaron unas letras con el título del programa y un dibujo austero de algo que parecía una rana. Nos quedamos contentos, pero la cosa no prometía. Aunque el menú de configuración era 100% Ultimate y la música era clásica, solo necesitábamos unos minutos para corroborar nuestras sospechas.
Markon, nuestro protagonista, viajaba por la galaxia en su nave, pero de repente fue atacado por unos alienígenas llamados Martianoids, y ahí empezaba nuestro calvario.
Teníamos que ayudar a nuestro simpático amigo cibernético que nos recordaba a su hermano mayor, Alien 8.
Nuestra misión pasaba de ser la de vigía de la nave a tener que reparar los transmisores destruidos en cada sector.
Para ello, teníamos un láser que, aparte de ayudarnos a acabar con los intrusos, nos ayudaría a avanzar quitando de en medio
paredes y conos de repuesto.
Un mini mapa nos ayudaría a saber por dónde nos movíamos, dividido en nueve sectores que nos mostrarían las zonas que estaban siendo atacadas en ese preciso momento. Nuestras vidas estaban representadas por una batería que se iría agotando según nos topábamos con los enemigos, y podíamos cargarla haciéndonos con las pilas repartidas por el mapa.
El juego, a diferencia de lo que nos tenían acostumbrados los Stamper, no era complicado, y si éramos un poco mañosos,
una partida se nos alargaría mucho, dándonos tregua para investigar y movernos a nuestras anchas por la nave.
Martianoids utilizaba un motor gráfico ligero, poco cargado y algo desfasado para el año de su creación, pero que dotaba a
nuestro protagonista de un movimiento bastante suave.
Aunque hemos sido críticos con Martianoids, en realidad es un programa muy bueno que habría sido todo un éxito si se hubiera publicado bajo la verdadera compañía creadora US Gold. Sin embargo, los fans de Ultimate se sintieron decepcionados y las altas expectativas que siempre se tenían de ellos contribuyeron a hundir aún más este buen programa. Desafortunadamente, Martianoids y Bubbler fueron los últimos juegos que Ultimate lanzó antes de cerrar, lo que convierte a estos juegos en una especie de legado para la compañía más mítica de los 8 bits.