¿MERECIO LA PENA ESPERAR?
Con una campaña de marketing impresionante y una espera algo más larga de lo normal, Camelot Warriors estaba previsto para su lanzamiento en la campaña navideña de 1985, pero se retrasó debido al sistema anticopia creado por los hermanos Ruiz. Finalmente, dos meses después, el juego hizo su gran aparición en el panorama de 8 bits.
Rápidamente, Camelot Warriors se convirtió en uno de los juegos líderes en las revistas informáticas con puntuaciones sobresalientes. Sin embargo, la larga espera y la falta de información nos hizo creer a muchos que Dinamic tenía entre sus manos un producto novedoso y revolucionario, lo que llevó a mucha gente a la decepción.
En un mundo de caballeros, magia, espadas y brujería, cuatro objetos misteriosos han llegado del futuro, y debemos destruirlos antes
de que alguien los use. Cuatro personajes repartidos en diferentes escenarios: El bosque, El fondo del lago, La cueva del dragón y El castillo, nos ayudarán a encontrar y destruir estos objetos.
Este buque insignia de la edad de oro del software español es una genialidad grafica, se nota que se ha puesto mucho cuidado en él, y el resultado es de una belleza que todavía enamora. Sin embargo, el juego puede resultar difícil de avanzar, con pantallas estáticas que pueden hacer que los saltos y los espadazos se vuelvan imprecisos y lentos.
Aunque técnicamente no aporta nada nuevo, hasta diríamos que ya en este año 1986 se esperaba algo más, el juego se mantiene
fiel a los juegos de su época y cuenta con algunas novedades, como pantallas con scrolls que nos llevan a diferentes zonas.
Los sprites son grandes, pero el movimiento del personaje puede resultar lento y torpe, y los parpadeos son algo negativo, especialmente cuando usamos la espada.
El sonido también es uno de los aspectos más flojos de Camelot Warriors, con sonidos limitados a los beep correctos.
En definitiva, Camelot Warriors es un juego bello, con un argumento fantástico, pero técnicamente algo descompensado, sin
embargo, sigue siendo uno de los grandes representantes del software español de la época.
Con una campaña de marketing impresionante y una espera algo más larga de lo normal, Camelot Warriors estaba previsto para su lanzamiento en la campaña navideña de 1985, pero se retrasó debido al sistema anticopia creado por los hermanos Ruiz. Finalmente, dos meses después, el juego hizo su gran aparición en el panorama de 8 bits.
Rápidamente, Camelot Warriors se convirtió en uno de los juegos líderes en las revistas informáticas con puntuaciones sobresalientes. Sin embargo, la larga espera y la falta de información nos hizo creer a muchos que Dinamic tenía entre sus manos un producto novedoso y revolucionario, lo que llevó a mucha gente a la decepción.
En un mundo de caballeros, magia, espadas y brujería, cuatro objetos misteriosos han llegado del futuro, y debemos destruirlos antes
de que alguien los use. Cuatro personajes repartidos en diferentes escenarios: El bosque, El fondo del lago, La cueva del dragón y El castillo, nos ayudarán a encontrar y destruir estos objetos.
Este buque insignia de la edad de oro del software español es una genialidad grafica, se nota que se ha puesto mucho cuidado en él, y el resultado es de una belleza que todavía enamora. Sin embargo, el juego puede resultar difícil de avanzar, con pantallas estáticas que pueden hacer que los saltos y los espadazos se vuelvan imprecisos y lentos.
Aunque técnicamente no aporta nada nuevo, hasta diríamos que ya en este año 1986 se esperaba algo más, el juego se mantiene
fiel a los juegos de su época y cuenta con algunas novedades, como pantallas con scrolls que nos llevan a diferentes zonas.
Los sprites son grandes, pero el movimiento del personaje puede resultar lento y torpe, y los parpadeos son algo negativo, especialmente cuando usamos la espada.
El sonido también es uno de los aspectos más flojos de Camelot Warriors, con sonidos limitados a los beep correctos.
En definitiva, Camelot Warriors es un juego bello, con un argumento fantástico, pero técnicamente algo descompensado, sin
embargo, sigue siendo uno de los grandes representantes del software español de la época.